Emprender con pocos recursos no es un camino fácil para ninguna persona; quitarse la cómoda etiqueta de trabajador y los beneficios seguros que vienen con ella no es para nada tentador al principio, en especial sabiendo que (dependiendo del tipo de negocio) se viene encima del nuevo emprendedor una ola de nuevas responsabilidades las cuales tendrá directamente de frente, como único jefe y responsable de su empresa.
En el mejor de los casos, un emprendedor tomará las decisiones financieras correctas y responsables para su rubro; posicionar su marca es solamente el principio, ya que también tendrá que enfrentarse al reto de la competencia por obtener una cartera de clientes que presente un estable crecimiento que permita al negocio tomar una posición cómoda desde la cual el nuevo empresario pueda empezar a disponer de su capital con libertad. ¡Felicidades! Una vez alcanzado este punto de comodidad es el momento de meditar sobre el futuro de tu recién nacida empresa.
¿Está la empresa preparada para una inyección de capital? ¿Realmente la necesita? ¿En qué podría mejorar el servicio/producto que ofrece? Y un largo etcétera de interrogantes deberían aparecer en la mente de un emprendedor antes de tomar este tipo de decisiones, las cuales a su vez necesitan responder a distintas causales para este motivo que resulten determinantes a esta situación que puede resultar la diferencia entre una empresa consolidada, una estancada en un tamaño pequeño, o una que de plano dejará de existir para dejar a un emprendedor frustrado con una idea que no pudo ser.
Un volumen de pedidos mayor al que una sola persona/pocas personas puedan manejar es un causal tremendamente importante para tomar una decisión de invertir. Al empezar un emprendimiento, en especial de esos que empiezan con un tamaño bastante reducido (en cualquier sentido) es probable que el dueño se sienta cómodo atendiendo por sí mismo cualquier cantidad de pedidos que tenga, tal vez con ayuda de algún familiar, amigo o socio, sin embargo conforme la marca sea establecida y se haga más conocida llegará el momento en el que ese reducido personal no se dará abasto para cumplir con los plazos.
Justamente el causal del volumen suele conllevar a su vez a la necesidad inminente de hacer que la empresa crezca en varios sentidos; mayor número de personas trabajando va a requerir en algún punto un mayor espacio para que estos se acomoden, además de requerir que las ganancias justifiquen los salarios de estos, entre muchos otros factores. Es entonces cuando tomar la decisión de hacer una inversión fuerte en este emprendimiento toma forma. Es común que en emprendimientos pequeños un empresario recurra a financieras de distintos tipos, pudiendo conseguir inclusive planes de préstamos con Asnef que, si bien no cuentan con la vastedad de tamaño de otros planes, representan en sí mismos una inyección de capital que puede resultar clave para determinados fines.